Es harto conocida la recomendación de Perón para dilatar la solución de un problema: "formar una comisión".
Es lo que está pasando ahora.
Luego de recibir el pago de subsidios adeudados por dos mil millones de pesos, la UIA y otros sectores patronales aceptaron la propuesta oficial de formar un Consejo Económico y Social, en el cual participarán, además, la Mesa de Enlace, la CGT y la CTA.
Hugo Moyano dio un rápido sí, luego de que consiguió meter a uno de los suyos en el departamento de Salud que distribuye los recursos para las obras sociales.
La CTA ha reiterado que también irá a ocupar una silla, con el pretexto de que es una forma de reconocimiento de su condición de central sindical.
¿Es esta la conducta propia de una "central alternativa"?
Pero lo que la historia de este país ha dejado en claro es que un organismo de colaboración de clases, en la órbita estatal, nunca ha resuelto ninguna necesidad de los trabajadores.
Todo lo contrario.
Moyano acaba de firmar, para el sindicato de camioneros, un acuerdo salarial por debajo de la inflación, pues se trata de un 17%, pero a cobrar en cuotas, lo que da un promedio del 12/14% anual.
La inmensa mayoría de los sindicatos tiene las paritarias congeladas.
En el sur, las patronales petroleras están despidiendo trabajadores a mansalva; lo mismo ocurre en la construcción y en la industria.
La desocupación es del 14% de la población activa -dos millones de trabajadores-, y va en ascenso.
Los obispos dicen que la pobreza volvió al 2002: un 40 por ciento.
Todos los sanitaristas coinciden en que la propagación de la gripe A es la consecuencia de un sistema de salud pública quebrado.
¿Qué ofrecerá el Consejo Económico?
Los empresarios reclaman tarifazos y libertad de precios, y también que se paguen las deudas con el Club de París y los bonistas que no aceptaron el canje de 2003.
Reclaman el impedimento del juicio civil en casos de accidentes de trabajo.
Reclaman la suspensión indefinida de las paritarias.
A cambio, prometen estudiar un subsidio universal por hijo de 150 pesos, como lo reclama todo el centroizquierdismo criollo.
El Consejo ofrece a los capitalistas un poder político que nadie les otorgó en las urnas y es, sin duda, una maniobra de los K para salir de los problemas en que están metidos, creando nuevos problemas.
Para los trabajadores y para la democracia, el Consejo en cuestión es una camisa de fuerza.
En oposición al corporativismo y al cercenamiento de la libertad de acción de los sindicatos, reclamamos que la CGT y la CTA lancen un plan de lucha para prohibir los despidos, impulsar las paritarias y arrancar un aumento de salarios y jubilaciones que reponga el poder adquisitivo perdido.
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