Una lágrima de alegría, pero pequeña, que no logra ahogar nuestra indignación
He aquí una lágrima de alegría por la condena actual de von Wernich, y nuestro deseo de que esta basura inhumana con cuello blanco y traje negro termine sus días en la cárcel. Von Wernich, cura torturador y asesino, es un protegido aun hoy de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana: ésta le brindó en 1996 la protección necesaria para que se "borrara" de la Argentina y siguiera ejerciendo su "sacerdocio" en la parroquia de un ignoto pueblo chileno, El Quisco, donde fue hallado en 2003.
Pero esta condena a manos de la Justicia del Estado capitalista no alcanzará a esconder a nuestros ojos la impunidad existente, que solamente se puede sostener por la protección estatal y por la complicidad de todos los estamentos (Iglesia incluida) de la clase social responsable y benefactora del golpe genocida de 1976.
El Estado es hoy el responsable de aportar toda la parafernalia jurídica y política para hacer posible esta impunidad clasista. Hay miles de von Wernich disfrutando de su impunidad en libertad.
Pero ¿quién preside el Estado hoy? Los Kirchner, los gobiernos provinciales, los partidos gobernantes a lo largo y ancho del país. Por eso, este gobierno (como antes los de Alfonsín, Menem y de la Rúa) es un gobierno encubridor. Con su mentirosa política de "derechos humanos" encubre las reponsabilidades del pasado y su propia política miserable actual: sus políticas de privilegio para las clases explotadoras y su represión a los que luchan.
Su indignante complicidad no sólo deja a miles de criminales y cómplices libres; deja a Jorge Julio López desaparecido, a cientos de mujeres desaparecidas y asesinadas a manos de tratantes y prostituidores (con la complicidad de instituciones del "derecho" y la "seguridad"), al asesino de Carlos Fuentealba alegremente haciendo campaña "presidenciable", a miles de luchadores procesados y a millones de niños, adolescentes, ancianos, mujeres y trabajadores hundidos en la miseria, la ignorancia, la confusión y la desesperanza.
Y como si todo esto no fuera demasiado, ahora ni siquiera ocultan su complicidad con los genocidas número uno del mundo, que se preparan para avanzar sobre Irán y conducirnos a la masacre en masa. (¡Y ni aun con esto se les cae la cara de vergüenza en sus actuales e hipócritas homenajes al Che!)
Así las cosas, esta lágrima de alegría es una pequeña lágrima, una pequeña alegría que no logra ahogar toda nuestra indignación por el rumbo actual de la vida, esta única vida. De aquí, y de la presencia de tantos miles de compañeros (y sus hijos) desaparecidos, torturados y asesinados salvajemente, nuestro profundo deseo de que todos los que decimos querer otra vida, otro mundo, nos comprometamos en una lucha unida que nos devuelva las verdaderas dignidad y libertad humanas.
Buenos Aires, 9 octubre 2007
Alberto a. Arias(poeta y editor de Signos del Topo)
He aquí una lágrima de alegría por la condena actual de von Wernich, y nuestro deseo de que esta basura inhumana con cuello blanco y traje negro termine sus días en la cárcel. Von Wernich, cura torturador y asesino, es un protegido aun hoy de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana: ésta le brindó en 1996 la protección necesaria para que se "borrara" de la Argentina y siguiera ejerciendo su "sacerdocio" en la parroquia de un ignoto pueblo chileno, El Quisco, donde fue hallado en 2003.
Pero esta condena a manos de la Justicia del Estado capitalista no alcanzará a esconder a nuestros ojos la impunidad existente, que solamente se puede sostener por la protección estatal y por la complicidad de todos los estamentos (Iglesia incluida) de la clase social responsable y benefactora del golpe genocida de 1976.
El Estado es hoy el responsable de aportar toda la parafernalia jurídica y política para hacer posible esta impunidad clasista. Hay miles de von Wernich disfrutando de su impunidad en libertad.
Pero ¿quién preside el Estado hoy? Los Kirchner, los gobiernos provinciales, los partidos gobernantes a lo largo y ancho del país. Por eso, este gobierno (como antes los de Alfonsín, Menem y de la Rúa) es un gobierno encubridor. Con su mentirosa política de "derechos humanos" encubre las reponsabilidades del pasado y su propia política miserable actual: sus políticas de privilegio para las clases explotadoras y su represión a los que luchan.
Su indignante complicidad no sólo deja a miles de criminales y cómplices libres; deja a Jorge Julio López desaparecido, a cientos de mujeres desaparecidas y asesinadas a manos de tratantes y prostituidores (con la complicidad de instituciones del "derecho" y la "seguridad"), al asesino de Carlos Fuentealba alegremente haciendo campaña "presidenciable", a miles de luchadores procesados y a millones de niños, adolescentes, ancianos, mujeres y trabajadores hundidos en la miseria, la ignorancia, la confusión y la desesperanza.
Y como si todo esto no fuera demasiado, ahora ni siquiera ocultan su complicidad con los genocidas número uno del mundo, que se preparan para avanzar sobre Irán y conducirnos a la masacre en masa. (¡Y ni aun con esto se les cae la cara de vergüenza en sus actuales e hipócritas homenajes al Che!)
Así las cosas, esta lágrima de alegría es una pequeña lágrima, una pequeña alegría que no logra ahogar toda nuestra indignación por el rumbo actual de la vida, esta única vida. De aquí, y de la presencia de tantos miles de compañeros (y sus hijos) desaparecidos, torturados y asesinados salvajemente, nuestro profundo deseo de que todos los que decimos querer otra vida, otro mundo, nos comprometamos en una lucha unida que nos devuelva las verdaderas dignidad y libertad humanas.
Buenos Aires, 9 octubre 2007
Alberto a. Arias(poeta y editor de Signos del Topo)
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